“¡Es una gran victoria!”, recitan a coro la ETA , Rajoy, Zapatero, Rubalcaba o el príncipe Felipe
¿Victoria de quién? “¡De la democracia!”, repiten todo ellos juntos, buena prueba de que entienden por democracia algo muy semejante los asesinos y los politicastros españoles. Los pistoleros cuentan que van a dejar de matar y, ávidos y menesterosos, los politicastros les dan crédito ferviente. Ahí se retratan.
¿Sobre quién es la victoria? Eso no lo dicen, pero no porque lo callen deja de estar bien claro: sobre el estado de derecho. El que permite la convivencia en paz y en libertad.
He expuesto la diferencia entre la política antiterrorista de Aznar, basada en la ley, en el estado de derecho, y la de Zapatero –apoyada de hecho por Rajoy—basada en la destrucción de este. Una cosa es que la ETA deje de matar derrotada por el estado de derecho, y otra que el estado de derecho sea destruido para que la ETA deje de matar.
¿Por qué este comunicado y este jolgorio abyecto? Hay una razón profunda y otra circunstancial. La política de Zapatero se resume en un punto: el asesinato etarra es un método legítimo de hacer política; es más, merece todo tipo de premios y concesiones. La clave de esta actitud aparentemente increíble: el PSOE y la ETA coinciden en su ideología básica: socialista, antiespañola, antidemocrática y antifranquista. Esto último es muy importante. A la ETA la hicieron grande y popular, en cuanto empezó sus asesinatos, la clerigalla separatista, la oposición a Franco, el gobierno francés y otras fuerzas menores. La razón común a todas ellas era el antifranquismo, que se ha recrudecido en los últimos siete años, treinta después del fallecimiento del Caudillo, por obra del canalla de la Moncloa , protector de los asesinos. En cuanto a la democracia, desde el primer momento el PSOE anunció su voluntad de acabar con una justicia independiente.
Como he expuesto en La Transición de cristal, la democratización de España quedó a medias, en gran medida debido a la presión terrorista que siguió contando con demasiados cómplices, derivando a una Constitución contradictoria, y a una partidocracia sin división de poderes. Si hubiera una justicia independiente y no mediatizada y corrupta, los gobiernos de Zapatero estarían en pleno en la cárcel por colaboración con banda armada entre otros delitos.
La razón circunstancial del comunicado de victoria de los asesinos es esta: La ETA se encuentra ante una probable –pero no segura—victoria electoral del PP, y la perspectiva –muy improbable, pero no imposible — de una vuelta a la política de Aznar. En estas condiciones le conviene hacer un gesto que favorezca a sus favorecedores, al gobierno delincuente, dándole votos; y al mismo tiempo una advertencia: si el gobierno del PP les aplicara la ley, lo utilizarían como pretexto para volver a asesinar.
A menudo se oye a analistas romos hablar de los etarras como “estúpidos”, Han demostrado siempre mucha más inteligencia que nuestros politicastros. Y, a su modo siniestro, más honradez: tienen unos principios y objetivos, y los persiguen con tenacidad y sacrificio. Nuestros politicastros no tienen ningún principio, salvo sus cargos de poder y dinero, a los que están dispuestos a sacrificar todo lo que haga falta: la democracia, la ley y la unidad nacional.
Autor: Pio Moa
Fuente: Libertad Digital
No hay comentarios:
Publicar un comentario